viernes, 29 de noviembre de 2019

Los enfermos de cáncer cambian de CCAA para poder acceder a los tratamientos


Enfermos de cáncer cambian de domicilio para poder recibir el tratamiento que no les dan en su hospital
Asociaciones de pacientes denuncian que la atención difiere en cada comunidad y hospital por criterios economicistas que frenan su acceso a los nuevos medicamentos: “La burocracia no puede determinar esto. Si se aprueba un nuevo medicamento, tiene que estar aprobado en todas las comunidades autónomas
Desde que Sanidad aprueba un fármaco hasta que los hospitales los facilitan pueden pasar hasta 17 meses.
SANTIAGO F. REVIEJO
En el cáncer el tiempo corre más deprisa. Una demora de unos meses, de un año, en un tratamiento, una prueba, puede ser crucial. Un estudio de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) revela que desde que el Ministerio de Sanidad aprueba un fármaco contra esta enfermedad hasta que los hospitales los facilitan pasa una media de entre 5 y 17 meses, una demora que varía mucho en función de las decisiones de cada comunidad autónoma y cada centro hospitalario. Unos van más rápido y otros más lento. Por esa razón, muchos enfermos optan por empadronarse en una calle, en una ciudad, donde sí pueden tener acceso al tratamiento que necesitan y se les niega en su lugar de residencia.
El estudio de la SEOM, en el que han participado 83 hospitales de las 17 comunidades autónomas y Ceuta sobre la base de 11 fármacos de tratamiento y cinco biomarcadores para identificar tumores, constata que el 43% de los oncólogos de esos centros denuncian barreras en el acceso a los nuevos fármacos antitumorales, que pueden llegar a retrasar hasta tres años su prescripción desde que han sido aprobados por las autoridades sanitarias. Esta demora supone una “pérdida de oportunidad” para el paciente, que no dispone de un tratamiento que “puede cambiar el curso de la enfermedad”, advirtió el presidente de la Sociedad Española Oncológica, Álvaro Rodríguez-Lescure, en la presentación del informe.
Una de las principales conclusiones de este estudio, basado en las respuestas de los oncólogos consultados, es la heterogeneidad entre las distintas comunidades respecto al ámbito en que se toman las decisiones vinculantes sobre el acceso a los fármacos, que en unos casos es la propia administración autonómica y en otros, el hospital, y la aplicación en unos casos de criterios más restrictivos que los establecidos por el Ministerio de Sanidad para su comercialización.
Todas las organizaciones de enfermos de cáncer consultadas por Público comparten las conclusiones del estudio de la SEOM. La presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC), Begoña Barragán, asegura que diariamente un “montón de pacientes” sufren problemas de acceso a los nuevos tratamientos, porque el hospital no lo prescribe o porque la comunidad autónoma no lo ha incluido aún en su lista de productos dispensables en el sistema público. Y, entonces, esos pacientes tienen que recurrir a otras vías para conseguir un fármaco que se puede administrar en España, pero no se aplica donde ellos residen.
Decenas de enfermos se empadronan desde hace años en los domicilios de otros ubicados en el área de un hospital donde sí se prescribe ese tratamiento, ese biomarcador que se les niega en su centro sanitario de referencia, según Barragán, que ha tenido hasta 17 personas empadronadas en su casa para que pudieran acceder a un nuevo fármaco, fundamental para su cura y supervivencia. Y otros miembros de su organización, que agrupa a 70 asociaciones de toda España, también han tenido empadronados a tres, cuatro, cinco pacientes de otros distritos de la misma ciudad, de otras comunidades autónomas, incluso, y con el mismo fin.
“Siempre les ayudamos a conseguir lo que necesitan para que les den su tratamiento (…). Recuerdo que un consejero me advirtió una vez: que no me entere yo que hacéis esto en mi comunidad. Y yo le respondí: tranquilo, consejero, que nunca se enterará”, subraya la presidenta de GEPAC, entidad que ha llevado a cabo varias campañas de sensibilización para reclamar la igualdad de acceso a los tratamientos, una de ellas denominada la "lotería del código postal", un “juego de azar” que puede determinar si un paciente recibe o no el fármaco que necesita.
“Todo esto no tiene que ver con razones médicas, sino con cuestiones administrativas y económicas, porque los profesionales siempre nos dan la mejor atención. Al final, se trata de saber moverte en el sistema sanitario; todo dependerá de dónde vas, qué haces para que te vaya mejor o peor”, señala Barragán, quien asegura que hoy la equidad en el acceso a los tratamientos es inferior, incluso, a la que había cuando a ella le diagnosticaron un cáncer en el año 2001.

Fuente documental:

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