lunes, 6 de noviembre de 2017

Subirse al tren del progreso

José Carlos Fernández Fernández
Cirujano General y digestivo
Razones para incorporar a la sanidad asturiana un robot quirúrgico
Recientemente acudí a un curso internacional de coloproctología en Santander. La alegría de estar en la “tierruca” escuchando a autoridades de España, Europa y Estados Unidos, pronto se convirtió en tristeza al comprobar como en Asturianos estamos quedándonos fuera de juego en cuanto a cirugía robótica. Esto suscita, a mi juicio, la necesidad de explicar la situación y de analizar los modos de abordar un problema de gran importancia.
En pleno siglo XXI, todos los hogares están invadidos por la tecnología (ordenadores, móviles, tablets, robots de cocina…)y nadie se cuestiona renunciar al acceso a internet. No digamos ya las empresas, en las que los robots son imprescindibles en las cadenas de producción. ´
También en sanidad existen  robots. En concreto, en cirugía, un robot llamado “Da Vinci” que se emplea en muchas especialidades. Es cierto que es caro (supera los dos millones de euros), pero a día de hoy existen múltiples trabajos publicados en revistas de gran impacto (que pueden consultarse en el “Medline”) que demuestran claramente sus ventajas respecto  a la cirugía  laparoscopia  convencional y abierta.
El Hospital Clínico San Carlos de Madrid fue, en 2006, el primero del Sistema Nacional de Salud en disponer del Da Vinci para realizar cirugía robótica. En el País Vasco, por ejemplo, hay seis (cuatro en la sanidad pública y dos en la privada).
Las ventajas son notables para los cirujanos, que obtienen una visión mejorada y aumentada en las intervenciones, así como una mayor destreza y precisión. Los beneficios para los pacientes todavía son mayores, menos dolorosos postoperatorios, se ahorran noches de hospital (a los dos días suelen recibir el alta) y pierden mucha menos sangre que con la cirugía abierta. Además del ahorro en estancias de aproximadamente el 20 por ciento con respecto a otras técnicas de abordaje quirúrgico, hay un ahorro en costes que en algunos procesos ha llegado al 25 por ciento.
Las especialidades que pueden beneficiarse de su uso son, entre otras, urología, ginecología, cirugía general, cirugía pediátrica, cirugía torácica o cirugía cardiaca. Reciente se ha publicado un artículo que cifra en 35 los robos Da Vinci instalados en España, más de 600 en Europa y 2.500 en Estados Unidos (en cifras redondas). ¿Por qué entonces en Asturias no disponemos de este magnífico recurso?
Se perdió una gran oportunidad con el estreno del nuevo HUCA, donde algunos jefes anclados en la cirugía del siglo XX no supieron transmitir a los responsables del Servicio de Salud (Sespa) y de la Consejería de Sanidad la importancia vital de contar con este robot. Tenemos un Hospital del siglo XXI. Con un sistema informático premiado en varias ocasiones y con robots incorporados  en el día a día para transportes varios. Y tenemos unos profesionales excepcionales, con una formación a la altura de los mejores. No podemos perder más tiempo. ¡Formémosles en esta  técnica en los hospitales punteros de España para recortar la desventaja! Todavía estamos a tiempo de subirnos a este tren. Nuestros vecinos de Castilla y León acaban de comprase tres equipos para León, Valladolid y Salamanca.

Que nadie vea este artículo como una crítica, si no como un intento de reflexión para que las personas con capacidad de reflexión (políticos, gestores, jefes, etc.) subsanen este problema a la mayor brevedad posible. No  olvidemos que, al fin y al cabo, es una decisión que redunda en beneficio de quien es el centro de nuestro magnifico sistema de salud: el paciente.

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