José Carlos
Fernández Fernández
Cirujano
General y digestivo
Razones para
incorporar a la sanidad asturiana un robot quirúrgico
Recientemente
acudí a un curso internacional de coloproctología en Santander. La alegría de
estar en la “tierruca” escuchando a autoridades de España, Europa y Estados
Unidos, pronto se convirtió en tristeza al comprobar como en Asturianos estamos
quedándonos fuera de juego en cuanto a cirugía robótica. Esto suscita, a mi
juicio, la necesidad de explicar la situación y de analizar los modos de
abordar un problema de gran importancia.
En pleno
siglo XXI, todos los hogares están invadidos por la tecnología (ordenadores,
móviles, tablets, robots de cocina…)y nadie se cuestiona renunciar al acceso a
internet. No digamos ya las empresas, en las que los robots son imprescindibles
en las cadenas de producción. ´
También en
sanidad existen robots. En concreto, en
cirugía, un robot llamado “Da Vinci” que se emplea en muchas especialidades. Es
cierto que es caro (supera los dos millones de euros), pero a día de hoy
existen múltiples trabajos publicados en revistas de gran impacto (que pueden
consultarse en el “Medline”) que demuestran claramente sus ventajas
respecto a la cirugía laparoscopia
convencional y abierta.
El Hospital
Clínico San Carlos de Madrid fue, en 2006, el primero del Sistema Nacional de
Salud en disponer del Da Vinci para realizar cirugía robótica. En el País
Vasco, por ejemplo, hay seis (cuatro en la sanidad pública y dos en la
privada).
Las ventajas
son notables para los cirujanos, que obtienen una visión mejorada y aumentada
en las intervenciones, así como una mayor destreza y precisión. Los beneficios
para los pacientes todavía son mayores, menos dolorosos postoperatorios, se
ahorran noches de hospital (a los dos días suelen recibir el alta) y pierden
mucha menos sangre que con la cirugía abierta. Además del ahorro en estancias
de aproximadamente el 20 por ciento con respecto a otras técnicas de abordaje
quirúrgico, hay un ahorro en costes que en algunos procesos ha llegado al 25
por ciento.
Las especialidades
que pueden beneficiarse de su uso son, entre otras, urología, ginecología,
cirugía general, cirugía pediátrica, cirugía torácica o cirugía cardiaca. Reciente
se ha publicado un artículo que cifra en 35 los robos Da Vinci instalados en
España, más de 600 en Europa y 2.500 en Estados Unidos (en cifras redondas).
¿Por qué entonces en Asturias no disponemos de este magnífico recurso?
Se perdió una
gran oportunidad con el estreno del nuevo HUCA, donde algunos jefes anclados en
la cirugía del siglo XX no supieron transmitir a los responsables del Servicio
de Salud (Sespa) y de la Consejería de Sanidad la importancia vital de contar
con este robot. Tenemos un Hospital del siglo XXI. Con un sistema informático
premiado en varias ocasiones y con robots incorporados en el día a día para transportes varios. Y
tenemos unos profesionales excepcionales, con una formación a la altura de los
mejores. No podemos perder más tiempo. ¡Formémosles en esta técnica en los hospitales punteros de España
para recortar la desventaja! Todavía estamos a tiempo de subirnos a este tren.
Nuestros vecinos de Castilla y León acaban de comprase tres equipos para León,
Valladolid y Salamanca.
Que nadie vea
este artículo como una crítica, si no como un intento de reflexión para que las
personas con capacidad de reflexión (políticos, gestores, jefes, etc.) subsanen
este problema a la mayor brevedad posible. No
olvidemos que, al fin y al cabo, es una decisión que redunda en
beneficio de quien es el centro de nuestro magnifico sistema de salud: el
paciente.
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