Adolfo J. Sanchez de la Venta
Que el consejero de Sanidad del Gobierno de Asturias se
permita el lujo de afirmar que el 99% de los pacientes se operan antes de los
seis meses, además de ser totalmente incierto, es al menos quererle tomar el
pelo a los usuarios, al menos en Area V, que incluye Gijón, Carreño y
Villaviciosa. La demora en atención especializada y cirugía en esta zona es
clamorosa y vergonzante. Y estas afirmaciones no las hago a vuela pluma, si no
que las sufro en mis propias carnes, en miembros de mi familia y en decenas de
amigos y conocidos, que han caído en este “limbo de las listas de espera” cuya
existencia el señor Busto desconoce. Eso, o es el mejor cómico de España ¿Cree
el consejero que yo mismo lleve en lista de espera en Urología siete meses por
una piedra en un riñón, y que aún tenga otra espera de unos cuatro meses para
una ecografía? Quizás crea el señor consejero que es lo normal y aceptable una
espera de cuatro meses para hacer un “ecodoppler” para poder hacer un diagnóstico
del cual llevan esperando otros tres meses. Por ponerle algún ejemplo más, el
servicio especializado en Traumatología tiene
una lista de espera de seis meses, el servicio especializado de Neurología,
simplemente para una primera consulta, tiene tres meses de espera; una
intervención de rodillo, mínimo cinco meses; una intervención de cadera, otros
5 o 6 meses; suma y sigue. Tras estas descomunales listas de espera que parecen
ser imaginaciones de los pacientes, señor consejero, están seres humanos que
sufren, se desesperan y, en el mejor de
los casos, tienen que acudir en el mejor de los casos a los servicios de
urgencias, ya con su salud más deteriorada, así como su calidad de vida y la de
sus familiares. Y si hay suerte puede que los ingresen y resolver el problema,
pero con un evidente coste económico muchísimo más elevado para la sanidad pública
que lo único, que persigue es todo lo contrario. Y, ante todo esto, el máximo responsable
de la sanidad asturiana aún alardea, se jacta y se vanagloria de no tener
listas de espera. Pero no termina aquí su osadía: para mayor cachondeo, aun
alienta a los pacientes afectados de estas listas fantasma a que, si no están
conformes con su cita, plateen una reclamación, para continuar riéndose del
paciente. A la vista de esto ¿Cómo no va haber intentos de “brexit” por
doquier? Qué se yo, el último que pague la luz.
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