viernes, 14 de julio de 2017

Ya tenemos el dictamen: CULPABLES


Y ahora qué?...

La comisión de investigación sobre las listas de espera, ya dispone de un texto a modo de dictamen, donde se señala a los culpables que propiciaron y alimentaron con sus decisiones, el caos que a día de hoy soportamos en la sanidad pública todos los asturianos.
Es bueno recordar que el estropicio dio comienzo en el año 2012, y vino promovido por la falta de dialogo del por aquel entonces recién nombrado consejero del ramo.
Según se indica en el dictamen, el cabecilla de semejante despropósito fue el consejero de sanidad Faustino Blanco González. El cual estuvo en todo momento asesorado, por el entonces gerente del Sespa Tácito Suárez. Aquellos que bien lo conocen, dicen que Tácito forma parte del núcleo duro del organigrama de la sanidad pública. Además lo acusan de ser el instigador en la sombra,  de muchas de las decisiones que ya su predecesora en la cargo Celia Gómez tomo en su momento. Así que cuando Faustino Blanco le ofreció ponerse al frente de la gerencia del Sespa, nada para él era nuevo, pues muchas de las iniciativas que se llevaron antes a cabo, eran decisiones que habían partido del despacho que hasta entonces ocupaba.
Por tanto, ahora ya sabemos que los problemas que sufre hoy día la sanidad pública asturiana vienen auspiciados por las pésimas decisiones políticas que tomaron algunos personajes, a los cuales la comisión parlamentaria pone nombres y  apellidos. Decisiones que por otro lado fueron negadas públicamente una y mil veces de forma sistemática, no importando si se hacía en una simple rueda de prensa, o en una comparecencia en la sede del Parlamento asturiano.
Las listas de espera en un primer momento fueron negadas, posteriormente  fueron ocultadas, para más tarde ser maquilladas. Todo ello se hizo con un único objetivo, que la sociedad asturiana no supiera los recortes salvajes que se estaban haciendo en la sanidad pública a todos los niveles. Mientras a los gestores les importó muy poco las terribles consecuencias que esos recortes estaban produciendo en algunos pacientes. Pero no solo eso, es que además las continuaban negando.
Por el momento parece existir una sintonia entre el PP de Asturias, Ciudadanos y Foro. Sería deseable que Podemos, que presidió la comisión no dejase pasar la oportunidad de exigir responsabilidades, a quien tanto daño causo en la sanidad pública de forma premeditada. Sin olvidarse claro está, a quien lo mantuvo en el cargo, a sabiendas del daño que estaba ocasionando al sistema. Lo que nadie puede negar, son las voces que se alzaban en todos los ámbitos de la sociedad asturiana, denunciando la situación que se estaba produciendo.
Como decía el ínclito no hace mucho tiempo en las redes sociales, mientras se hablaban sobre la conveniencia o no de las vacunaciones algunos expertos. Conversación donde perdió de nuevo los papeles, pasando a ejecutar algo que sabe hacer muy bien, amenazar y amedrentar a todos aquellos que no le ríen sus gracias. Pasando más tarde al comportamiento chabacano de que tanto hizo gala durante su mandato. Llegando incluso cuando alguien le echó en cara algunas situaciones acontecidas durante su mandato, que él niega una y otra vez, a pesar de haberse demostrado que fueron ciertas, dando por tanto una vez más muestras de su escasa catadura moral. Es entonces cuando paso de nuevo al ataque personal, amenazando a otros compañeros intervinientes, al tiempo que les advertía que el Colegio de Médicos debería de tomar medidas al respeto sobre las afirmaciones que hacían.
Pues bien, creo que llegado a este punto, donde ahora se lo señala como causante de todos los males que padece nuestro sistema público de salud, no estaría de más, que tanto Faustino Blanco como Tácito Suárez,  fueran apartados el primero de ellos de su labor asistencial en el centro de salud donde ejerce. Mientras que en el segundo debería de dimitir ipso facto, y poner su cargo de Gerente del Area Sanitaria  VII a disposición del consejero de sanidad.

Claro que para poder hacer esto, hace falta tener principios, y un mínimo de dignidad, algo de lo que según parece, carecen ambos.

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