Médicos y pacientes estamos siendo 'pacientes', pero no podemos más. Nos
engaña con continuos titulares rimbombantes pero no se ponen los recursos
económicos suficientes para una sanidad digna. Y eso es responsabilidad de
aquellos que dicen gestionarla.
Nuestra sanidad está mal de salud. Podemos incluso asegurar que está muy
grave. Permitidnos que hablemos en términos médicos, ya que nos parece la forma
más gráfica de ilustrar a los lectores de la situación por la que está
atravesando la sanidad.
Los médicos ya no podemos más. En el año 2008 comenzó la crisis económica.
Bajo ese paraguas, el de la crisis, aguantamos el chaparrón de recortes y
medidas. Como casi todos los españoles, tuvimos que trabajar más por menos y
bajo una presión enorme. Pero ya han pasado casi diez años de aquello.
Observamos cómo la economía se recupera pero nuestra sanidad no. Necesita
oxígeno, es decir, recursos para que vuelva a estar en forma, como lo estuvo en
los años 80 y 90. Entonces, en la década de los 80, se acometió la primera gran
reforma de Atención Primaria. Ahora estamos pidiendo a la Administración que
acometa la segunda y nada... oídos sordos. Pero la denominada 'demora cero'
esconde una realidad con un trasfondo tenebroso. El médico de Familia al que
Ud. acude tras haber obtenido rápidamente su cita está desbordado. Esa mañana
puede haber llegado a ver más de 50 pacientes. ¿Se imagina lo que es ver un
paciente detrás de otro sintiendo la presión de la sala de espera? ¿Se imagina
lo que es no tener tiempo suficiente para hablar con el enfermo, estudiarlo con
tranquilidad para hacer el diagnóstico correcto? ¿Se imagina lo que es llegar a
casa con la incertidumbre de haber hecho bien nuestro trabajo? Nuestra
responsabilidad es enorme.
Esto sucede en la Primaria, pero en los hospitales la cosa no está mejor.
Incluso nos atrevemos a decir que peor. Para ponerles en situación: la primera
cita con el especialista llega en un máximo de dos meses porque así lo exige un
Decreto pero después el paciente entra en un limbo del que es difícil salir: se
enfrenta a demoras para las pruebas diagnósticas, para las intervenciones, para
las revisiones. Una locura.
Y para colmo, el hospital de referencia en Asturias no está funcionando a
pleno rendimiento.
No se pueden hacer una idea de la sensación que les queda a los médicos de
Primaria cuando el paciente, después de varios meses, reaparece por su centro
de salud y descubren que no se ha hecho esa prueba urgente o que tendría que
haber sido operado y no tiene ni cita para la intervención o que necesitaba una
radiografía y lleva meses esperando para hacérsela o que requiere de sesiones
de fisioterapia para mejorar una dolencia seria de hombro (por poner un
ejemplo) y... ¡ha pasado un año y aún no tiene ni cita!
Es desesperante. Nos ponemos en el lugar de nuestros pacientes y
descubrimos que ahora más que nunca el sustantivo que los define se convierte
en el adjetivo que ocupa la primera acepción del diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española: 'Paciente -que tiene paciencia'.
Los contratos de los últimos años han sido tan precarios que los médicos
recién formados en su especialidad han preferido irse a trabajar a la sanidad
privada, a otra comunidad autónoma e incluso al extranjero antes de quedarse
con un mísero contrato del Sespa que no les ha servido ni para llegar a fin de
mes porque algunos eran del 10% y los máximos no pasaban del 75% y sin
estabilidad.
De aquellos polvos estos lodos. Tras el maltrato y desprecio laboral que
hemos recibido durante los últimos diez años el Sespa encuentra ahora serias
dificultades para contratar a médicos. Querido paciente, esto se traduce en que
el médico que le atenderá este verano estará más saturado, si cabe, que nunca
porque habrá visto no sólo a sus pacientes sino también a los de los compañeros
que estén de vacaciones. No debemos olvidar que el resto del año ya soporta la
presión de ver a los enfermos pertenecientes al cupo de los compañeros que
están de baja por enfermedad o se han jubilado.
El desgobierno de Asturias se ha quedado solo. Ya no tiene argumentos. Somos
los últimos en todo, y a veces, como mucho, los penúltimos. Aseguran que
emplean el 7,7% del PIB (dato del año 2014) pero son 1.186 euros por habitante
insuficiente para nuestra sanidad, un 50% menor al de la comunidad que más
invierte -1.560 euros- en salud; y eso depende en exclusiva de los políticos
que nos gobiernan desde siempre. Que se dejen de demagogias. No tiren los
impuestos, por ejemplo, en administraciones paralelas fuera de todo control
parlamentario y del ciudadano. Lo primero es adecuar las plantillas a las
prestaciones que se deben dar. Por poner un ejemplo, en Atención Primaria hacen
falta médicos de Familia,`por no hablar de los pediatras. En el Hospital de
Oriente y el Occidente se necesita cubrir con urgencia algunas especialidades,
por no hablar de la carencia de anestesistas en toda la región. La falta de
pediatras para cubrir el exceso de cartilla en los centros de salud, es obvia.
Todo esto sin contar con los habitantes que no figuran censados, pero que viven permanentemente en nuestra CCAA, a
los cuales se les prestan todo tipo de coberturas.
Si nos permiten el juego de palabras, médicos y pacientes estamos siendo
'pacientes' pero no podemos más. Escúchennos, reúnanse con nosotros... pero
háganlo no por la foto que va a salir después en los medios de comunicación
sino con el verdadero objetivo de mejorar la mala salud de nuestra sanidad. El
desgobierno existente en Asturias nos engaña con continuos titulares
rimbombantes, pero no pone los recursos económicos suficientes para una sanidad
digna. Es su responsabilidad.
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