Y es que tanto los unos
como los otros, parecen haberse olvidado las obras de misericordia. Señores para
su conocimiento son 14. Si bien siete de ellas son corporales, las otras siete son
espirituales. Por tanto, si ustedes las toman como punto de partida, estoy
seguro que mucho mejor nos iría al resto. A modo de recuerdo:
Obras de
misericordia corporales:
1) Visitar a los enfermos
2) Dar de comer al hambriento
3) Dar de beber al sediento
4) Dar posada al peregrino
5) Vestir al desnudo
6) Visitar a los presos
7) Enterrar a los difuntos
1) Visitar a los enfermos
2) Dar de comer al hambriento
3) Dar de beber al sediento
4) Dar posada al peregrino
5) Vestir al desnudo
6) Visitar a los presos
7) Enterrar a los difuntos
Obras de
misericordia espirituales:
1) Enseñar al que no sabe
2) Dar buen consejo al que lo necesita
3) Corregir al que se equivoca
4) Perdonar al que nos ofende
5) Consolar al triste
6) Sufrir con paciencia los defectos del prójimo
7) Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.
1) Enseñar al que no sabe
2) Dar buen consejo al que lo necesita
3) Corregir al que se equivoca
4) Perdonar al que nos ofende
5) Consolar al triste
6) Sufrir con paciencia los defectos del prójimo
7) Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.
Dicho esto,
me produce un ligero sarpullido leer ciertos tipo de comentarios en el escrito publicado
por el SIMPA. Tales como:
“….terminar con el régimen
sancionador actual,…” o
“El
SESPA quiere una transición honesta y tranquila desde el régimen caciquil y
digital a un “sistema de acceso equitativo al trabajo temporal, de
forma que quién compita en igualdad, mérito y capacidad y demuestre mayor
mérito obtenga mejor empleo”
Repasen
todos juntos las obras de misericordia, y estoy hablando de la administración y
los sindicatos. Sobre todo esos que algunos denominan de clase. Después reflexionen
sobre lo que llevan haciendo unos y otros desde hace años.
Y
no se me queden solo con la segunda de las obras de misericordia corporales. Ya
saben aquella que dice “dar de comer al
hambriento”, que eso lo hacen todos francamente muy bien.
Recuerden
aquellas otras como “enseñar al que no sabe”, “dar buen consejo al que lo
necesita”, “corregir al que se equivoca”, “perdonar al que nos ofende” (a mí el
primero), “consolar al triste”, “sufrir con paciencia los defectos del prójimo”
y “rezar a Dios por los vivos y difuntos”. Por cierto, estos últimos a todos
ustedes parecen importarles muy poco.
Con
precipitación, como se plantea casi siempre todo en política sanitaria en
Asturias, parece que es intención crear las bolsas de trabajo de Facultativos
de Asistencia Especializada en este mes de Septiembre. Se había iniciado hace
meses la negociación de una reforma del vigente Pacto de Contrataciones, en la
que el SIMPA trabajó duramente, y que originaría un marco adecuado para su
creación; pero de repente (al parecer porque “van a crearse de forma inmediata”
– Busto dixit), se establecerán mediante una disposición transitoria sin
finalizar dicha reforma. Quizá erróneamente alguien cree que solo por ello se
les va a solucionar mágicamente la descapitalización humana del sistema,
perpetrada durante años. Craso error. Hay muchos fallos que corregir para que
tal cambio sea una solución y no otro problema. Crearlas con los actuales
mimbres del Pacto hace imposible que funcionen.
Durante
el mes de Agosto se convocaron dos reuniones urgentes de la Comisión de Bolsas.
Afortunadamente, nosotros ya tenemos los deberes hechos y las reformas que
necesita el sistema explicadas en las modificaciones que pedíamos en el Pacto.
No se puede crear ninguna “bolsa” para FEAs con la redacción vigente, y además
hay que aprovechar el trabajo para para corregir los errores de las bolsas actuales,
sobre todo las de Atención Primaria. Las directrices que hay modificar son
muchas, aunque algunas fundamentales: actualizar los baremos, mejorar los
sistemas de elección de Áreas, de designación de candidatos por puntuación,
eliminar los perfiles, terminar con el régimen sancionador actual, cambiar el
sistema de llamadas… Por ahora la administración, cuyo talante es
innegablemente más negociador que el de la previa, ha escuchado nuestras
alegaciones y la mayoría le parecen razonables (aunque sólo de talante no se
vive, luego hay que concretarlas).
Por
si faltaran pirómanos en el fuego estival, el resto de Sindicatos, en la
Comisión de bolsas han mostrado reiteradamente que tienen también líneas rojas
está muy lejos de favorecer los derechos de los facultativos. Quizá les
interese azuzar el fuego.
Si
el SESPA quiere una transición honesta y tranquila desde el régimen caciquil y
digital a un “sistema de acceso equitativo al trabajo temporal, de
forma que quién compita en igualdad, mérito y capacidad y demuestre mayor
mérito obtenga mejor empleo” (podemos ponernos exquisitos, pero eso
son las bolsas) no les queda más remedio que hacernos caso. Sería apasionante,
sino fuera muy peligroso, ver como se arreglan para casar nuestras razonadas
exigencias, con la presión política y con los intereses de otros
sindicatos. El polvorín está listo. Las prisas siempre fueron malas Consejeras
(de Sanidad, también, Paco).
Sabemos
que la alternativa es seguir con lo que hay, lanzar a los eventuales a otra
vorágine de convocatorias en Diciembre y judicializar todas las plazas. Pero
vemos con enorme preocupación que si no se atiende a nuestras propuestas para
corregir previamente los males endémicos de las contrataciones de personal,
podrán crear bolsas, bolsones o bolsillos, pero auguramos ineficacia,
desmotivación y un panorama de conflictividad más que duro.
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