martes, 2 de febrero de 2016

¿Quién tiene la culpa de ello?


LA OPINION

 

Algunas veces cierto tipo  noticias no dejan de causar asombro y estupor, y más con la que nos está cayendo. Pero al mismo tiempo uno se pregunta si es de recibo permitir que se propicien este tipo de situaciones.

Más de uno se preguntara de que estoy hablando. Pues verán, de la noticia aparecida en La Nueva España el  pasado día 31 de enero.

 

Un usuario de la sanidad pública asturiana exige, “una cirugía sin sangre”, al mismo  tiempo se queja de que el SESPA lo envié a San Sebastián”, alegando que este tipo de operaciones no es posible hacerlas en Asturias.

 

Cabe preguntarse qué tipo de criterios se toman como punto de partida para en primer lugar, atender este tipo de “ocurrencias”. Pues no voy dejar de reseñar a la mínima oportunidad que se me brinde, que otros escritos con mayor fundamento, jamás recibieron respuesta alguna por parte del SESPA, y me estoy refiriendo de nuevo, a la denegación de algunos tratamientos oncológicos.

Estarán conmigo que esta propuesta del castrillonense es un escándalo para los miles de pacientes que se encuentran en las listas de espera desde hace meses, pendientes de pasar por el quirófano, con diagnostico igual o peor al suyo.

A mi modo de ver, este tipo de exigencias dejan bastante que desear, pero es que además solo afectan a una persona y a sus circunstancias y creencias religiosas. Por tanto, no es descabellado decir que ese es su problema, y que él debe de solucionar como mejor le venga en gana. Pero además, el SESPA no debe de entrar de ninguna de las maneras en este tipo de juegos malabares, donde el interés general queda aparcado y de lado.

Son sus principios y sus creencias los que lo ponen en tal tesitura, nada que ver con los graves problemas que tienen que soportar la mayoría de los pacientes asturianos. Y me permito asegurar algo más, que dadas las circunstancias que nos toca vivir, por culpa de unos pésimos gestores, la prioridad es para aquellos pacientes que tienen la extrema necesidad de pasar por el quirófano, no para otros que buscan un afán de protagonismo desmedido en medios de comunicación, que en estos momentos no vienen a cuento.

Claro que la culpa no la tiene solo quien propicia la ocurrencia, ya que del otro lado están los que gestionan la sanidad pública en Asturias, los cuales prestan máxima atención a este tipo de hechos puntuales. Estos sí que son “casos puntuales”, y no otros, que merecían en su momento de toda su atención, y a los cuales nunca quisieron dar respuesta, hasta que se vieron obligados a ello.

De nuevo me parece denigrante lo que hacen los gestores del SESPA, y más cuando otros pacientes permanecen incluidos en las interminables listas de espera, para las cuales no son capaces de encontrar solución. Pero ojo, para los “casos puntuales”, que además van dar grandes réditos de publicidad en médicos de difusión regional, para esos si estamos dispuestos a dedicar todo el tiempo del mundo.

 

Simplemente lamentable, vergonzoso, y si me apuran indecente.

 

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La Nueva España-. 1 de Febrero de 2016


Religión y medicina
Alfonso Uruñuela de la Rica (Avilés)

A propósito de la noticia publicada en LA NUEVA ESPAÑA el día 31-1-16 sobre la derivación, por parte del Servicio Público de Salud, de un paciente a operarse de la cadera a un centro sanitario de S. Sebastián, porque desea que le operen sin la posibilidad de transfundir sangre en caso necesario, ya que así se lo manda su religión, como médico afectado por esta situación bastantes veces a lo largo de mi vida laboral quisiera hacer las siguientes precisiones:
1.-A ningún paciente se le pregunta su religión, ni se hace constar ésta en su historial clínico. A la hora de operar una cadera es irrelevante la religión que practique el paciente. Además, estamos en un Estado aconfesional como se dice ahora para todo.
2.-Ningún mandamiento de ninguna religión puede obligar a los demás a actuar. Los mandamientos de una religión sólo obligan al individuo practicante de la misma. Imaginemos que el mandamiento de una religión manda comer caviar tres veces al día. ¿Habría que dar de comer caviar tres veces al día al paciente cuando ingresase en un hospital público?
3.-Por lo tanto al paciente que se va a operar se le pone delante el consentimiento informado (C.I.) donde consta que en caso necesario se le harán transfusiones de sangre. A partir de esto el paciente puede firmar libremente el consentimiento o no firmarlo; si lo firma se opera y si no lo firma no se opera, sea cual sea la causa por la que no firma y que no tiene que justificar ante el médico ni ante nadie. Es su decisión.
Lo que no puede pretender ningún paciente es que en función de un mandamiento de su religión todo el hospital tenga que cambiar sus protocolos de actuación y realizar tratamientos extraordinarios y no habituales.
Les aseguro que a lo largo de mi ejercicio profesional todas las veces que se ha planteado esta situación he visto alterarse el funcionamiento de todos los estamentos hospitalarios del director para abajo por culpa de un mandamiento religioso. Me parece increíble.
Espero que estas letras sirvan para aclarar definitivamente un problema que se presenta con más frecuencia de la deseada en los hospitales públicos de este país.

 

3 comentarios:

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    1. Estimado Sr:
      Soy el castrillonense del artículo en cuestión. Simplemente aclararle que, en ningún momento mi reclamación hecha en dicho artículo se refería a recibir un tratamiento especial ni privilegiado por encima de otros pacientes por parte de la Sanidad pública, la verdad es que no llego a tal grado de egoísmo. Además, sepa usted que ya llevaba once meses en lista de espera para la intervención, pues esta había sido aceptada en un principio por el hospital San Agustín de Avilés. La única reclamación que pretendía con dicho artículo es, si bien acepto que se me traslade a otro centro extra-provincial para mi intervención, lo que pido, y creo tener derecho a ello, es que, puesto que no ha sido mi petición el ser intervenido fuera de la provincia si no que ha sido decisión del SESPA al haber recibido la negativa del San Agustín de no realizar en dicho hospital la operación, y esto después de los once meses de espera y tras haberme efectuado el pre-operatorio, es que sea el SESPA quién financie los gastos derivados de dicha decisión, osea, traslado y estancia de mi esposa a la localidad a la que se me dirija mientras permanezca hospitalizado y no que, como me indican el mismo SESPA en su escrito, que soy yo quién he de correr con dichos gastos.

      Este ha sido el motivo principal de mi "crítica" a la actuación del SESPA y no el recibir ningún trato preferente, ¡faltaría más!

      Reciba usted un cordial saludo.

      Fernando Ovies

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