Los recortes en sanidad disparan la facturación de las
cinco multinacionales que acaparan el negocio de la salud en España
- Quironsalud,
Vithas-Nisa, HM, HLA y Hospiten suman 3.900 millones de facturación, dos
tercios de un mercado al alza mientras decae el sistema público
- Los ingresos
han subido tanto por los fondos públicos dedicados a privatizaciones y
conciertos como por el crecimiento de los seguros privados de salud
- El auge del
negocio ha hecho que gigantes como Fresenius, BUPA y Centene
controlen contratistas que gestionan centros adscritos a la red pública
A las empresas de
sanidad privada les ha ido muy bien con los recortes en la sanidad pública.
Mientras se deterioraba el sistema
común, se ha acelerado un mercado que no para de crecer tanto
por el dinero que llega de las aseguradoras como por el de los conciertos o
concesiones con los gobiernos.
El sistema público
vio cómo cayeron sus recursos casi un 6% entre 2010 y 2015. La
recuperación de los presupuestos que se ha registrado después no ha restañado
la situación. Así lo explicaba la consultora AON al analizar el mercado de salud
privado en 2018: "Las deficiencias en el sector sanitario
público que sigue sufriendo las medidas restrictivas tomadas en
2012".
Las clínicas privadas
no benéficas ingresaron 1.615 millones de euros públicos en 2017, según el
último análisis disponible de DBK, encadenando cinco años seguidos de
incremento (un 13% más). Las aseguradoras han pasado de facturar 6.900 millones
en pólizas a unos 8.000 millones. Al calor de este negocio, grandes grupos
sanitarios han acudido al negocio español: ocho operadores se reparten tres
cuartas partes del pastel.
El sector está
dominado por Quirónsalud, Vithas-Nisa, HM Hospitales, HLa (Asisa) y Hospiten
cuya facturación –unos 3.951 millones– acapara el 64% de la cifra de negocio
global. Otros operadores destacados son Sanitas y Clínica de Navarra. Todos
juntos facturan alrededor de 4.500 millones de euros y presentan un incremento
sostenido de ingresos hasta cotas récord. El mercado se ha convertido en algo
atractivo de manera que corporaciones gigantescas han desembarcado
adquiriendo el control de algunos de estos grupos.
Así, la alemana
Fresenius se hizo con Quironsalud, la británica BUPA domina Sanitas y la
estadounidense Centene se compró la mitad de Ribera Salud. Los tres son los
principales agentes que dirigen hospitales 100% privatizados de la red pública
(como los de la Comunidad de Madrid y la Comunidad Valenciana).
El resultado es que
el nicho está en cada vez menos manos. Quironsalud se ha conformado a base de
fusiones entre Quirón e IDC-Salud (la antigua Capio). Gestiona cuatro
hospitales del sistema sanitario público madrileño y otros dos concertados en
Catalunya. Esto le permitió facturar 2.540 millones de euros en 2016. Los
conciertos con la sanidad pública aportan un tercio de lo que gana. Estos
acuerdos se han convertido en un filón económico.
Sus números hicieron
que Fresenius, la mayor empresa de sanidad privada de Europa, pagase 5.600
millones por ella (llamó a la división Helios Spain). "Los ingresos del
lado público son más rentables que los del lado privado", confesó el consejero
delegado de Fresenius al informar de la operación. Con la
venta, el fondo de capital riesgo que dominaba el conglomerado, CVC, se embolsó
2.600 millones de plusvalías. Hasta septiembre de 2018, la división española ha
ingresado 2.231 millones, un 20% más que en el mismo periodo de 2017,
según los informes trimestrales de la
empresa.
La valenciana Ribera
Salud fue la pionera de la gestión externalizada integral de hospitales
financiados con fondos públicos. Estrenó el modelo Alzira en el hospital de la
Ribera en la Comunidad Valenciana y amplió sus concesiones a Dènia, Torrevieja
y Vinalopó. También desembarcó en Madrid al hacerse con el contrato de los
laboratorios que dan servicio a diferentes hospitales públicos y un centro en
la localidad de Torrejón de Ardoz.
El Gobierno regional
de Ignacio González (PP) le dio más cancha al adjudicarle dos de los hospitales
que pretendió privatizar en su abortado proyecto de 2012. Ribera Salud se
deshizo del hospital que controlaba al vender las acciones que poseía en la
sociedad contratista de Torrejón de Ardoz a Sanitas. El año pasado, el grupo
Centene compró el 50% de Ribera al tiempo que recompraba a Sanitas su
participación en ese hospital madrileño.
Ingresos
asegurados
El dinero que parte
de los presupuestos sanitarios de las comunidades autónomas para concesiones
administrativas de este tipo es una veta suculenta ya que asegura los ingresos.
Incluso algunos contratos recogen el aumento en la facturación con diferentes criterios.
Así, en la Comunidad de Madrid han pasado de asignar a los hospitales
privatizados 299 millones de euros en 2011 a 451 en 2012 y 617 en 2016. Ribera
Salud y Sanitas se reparten los contratos de concesiones de la Comunidad
Valenciana. La expansión del modelo privatizado hizo que de 56,9 millones de
euros en 2010 se pasara a 283 en 2014 y 308 millones en 2018.
La Fundación Idis,
que agrupa a empresas sanitarias, analiza que "continúa la tendencia
comenzada hace algunos años de concentración en grupos hospitalarios cada vez
más potentes, llegando a un sector cada vez más concentrado". Y, aunque la
desinversión pública se ha revertido tras la crisis económica –sobre todo en la
parte de hospitales–, el mercado se refuerza año tras año. También defiende que
el auge de la sanidad privada es beneficioso para el sector público porque
"descarga" al sistema y "libera recursos" al acudir más
gente a los hospitales privados.
La presidenta de la
Asociación de Economía de la Salud, Laura Vallejo-Torres advierte por su parte
de los riesgos que acarrea la concentración. Esta profesora de la Universidad
de Las Palmas entiende que aglutinar "puede llevar a la creación de
monopolios y oligopolios que acarrean problemas para la competencia y esto
puede suponer perjuicios tanto para los pacientes como para los trabajadores
del sector". La economista advierte de que la concentración es "una
tendencia global en todos los sectores y también en el de la salud".
Otro de los gigantes
que ha alumbrado esta nueva realidad sanitaria es el nacido de la unión entre
Vithas y Nisa. "Dos importantes grupos sanitarios de prestación de
servicios de asistencia privada de libre elección y concertada para colectivos
públicos en España y servicios sanitarios a pacientes públicos mediante
conciertos sanitarios", según los describió la Comisión Nacional de los
Mercados y la Competencia al analizar su proyecto de fusión
en 2016. Ambos sumaban entre el 10 y el 20% del valor de los
conciertos públicos suscritos en Madrid, Comunidad Valenciana y Andalucía,
explicó la CNMC.
La compradora,
Vithas, es el proyecto de los hermanos Gallardo, y creció impulsada en parte con
ese dinero público. Los dueños de los laboratorios Almirall
presentaron la empresa de hospitales privados en 2012, el mismo año en el que
se acogieron a la amnistía fiscal para regularizar 113 millones de euros
ocultos. Ese curso ingresaron, al menos, 30 millones de euros de diferentes
administraciones. En 2017 adquirieron Nisa para ampliar el negocio. La
facturación global ha pasado de 205 millones en 2013 a 521 millones en 2017.
En esta cúpula
también se halla el grupo HM Hospitales que muestra una senda de
facturación al alza e ingresó 336 millones de euros en 2017, un 7,7% más que el
curso previo, y la canaria (ahora extendida a México y el Caribe) Hospiten que
ha pasado de 244 millones en 2013 a 287 en 2017 (un 17,6% más).
Hospiten es un gran
grupo hospitalario de origen canario, cuyo crecimiento fue unido a los
conciertos públicos que mantuvo desde 1977, desde el posfranquismo, algunos
renovados irregularmente. El ejecutivo tuvo al fin que anular una batería ellos
en 2018 para sacarlos de nuevo a concurso. El dueño de Hospiten, Pedro
Luis Cobiella, apareció en los Papeles de
Panamá por tener una sociedad off-shore para ingresar
plusvalías.
Fuente documental:
ttps://www.eldiario.es/sociedad/sanidad-privada_0_863014485.html
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