Hace
tan solo unas horas, el consejero de sanidad nos deleitó a todos los asturianos
con uno de esos publirreportajes, que nos hacen recordar a su predecesor en el
cargo, con los cuales se pretende crear una cortina de humo, para que no
podamos ver la frondosidad del bosque.
Pero
incluso la frondosidad del monte se la están cargando, no digo que por acción
directa, pero si por omisión, no hace falta más que ver las manifestaciones de
los bomberos de Asturias ante la JG todos los jueves desde hace semanas, a las
cuales nadie hace caso, así que ahora, ajo y agua, y pedir auxilio a la UME.
Pero
volviendo a la sanidad, es gratificante saber que ahora los tratamientos de la hepatitis
C, están garantizados por un acuerdo tomado en la Junta General. Esperemos que
no aparezca mañana un paciente diciendo todo lo contrario. Algunas de las expresiones
utilizadas por el consejero en la entrevista, quieren de nuevo culpar a otros,
de lo contario no es de rigor que se diga, “yo lo que les respondí es que me
dijeran ellos a qué pacientes dejábamos de tratar y a quién dejábamos morir”. Suena
muy fuerte, demasiado fuerte diría yo. Aunque de otro lado, no es nada nuevo, ya
que es lo que se vino haciendo estos tres últimos años, eso sí, de forma sibilina
por parte de aquellos que tuvieron en sus manos la toma de decisiones.
Mire
consejero, tienen que cambiar la letra de la canción, la música, e incluso las revoluciones
de giro del vinilo. A día de hoy, decir cosas como que, “el gasto social no es
de derechas”, no es procedente por su parte, pero además, viene a demostrarnos
que carece de argumentos con que intentar justificar, lo que ya por otra parte es
injustificable.
Pero
es que además lo veo sin mucho espíritu de lucha para poder ofrecernos a los
asturianos una sanidad digna y de calidad, y claro está, para todos, no solo
para los altos cargos de la administración socialista de Asturias. Disculpe que
sea tan pesado con este tema, pero tanto usted, como los beneficiarios en su
momento, son conocedores de lo ocurrido, y esa no es el tipo de sanidad
Universal que algunos queremos.
Es
hora también de aparcar la huelga de la sanidad, la apertura de los dos nuevos hospitales,
y otras vagas disculpas que ya producen hartazgo y suenan a mal pagador.
De
otro lado los puede usted llamar como quiera, planes de choque, o cargas del
quinto de caballería, pero el caso es que las listas de espera continúan a su
libre albedrío, y no parece haber nadie en la estructura organizativa del SESPA,
que sea capaz de poner fin a tanto desatino.
Claro
que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Aquel hospital que algunos de
infame recuerdo tildaron como un hito de referencia en el siglo XXI, pierde
prestigio a pasos agigantados, pero no por culpa de los profesionales, ni mucho
menos, aunque algunos desgraciadamente
tienen que marchar a donde los pongan en valor, ante el desbarajuste que
ustedes tienen montado. Los culpables están localizados, y son aquellos que tienen
el encargo de gestionar los recursos que poseen, pero o no saben, o no quieren
hacerlo por oscuros interese que ya a nadie escapan, y los cuales no dejan a la
sociedad indiferente, porque al final, todo se acaba sabiendo.
Y
hablando de listas de espera, o desesperantes según se mire, aquí le dejo otro
botón de muestra.
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La Nueva España.-26/12/2015
Listas de espera: sufrimiento para muchos (e inexistentes
para otros)
Raquel Méndez Rigueras (Gijón)
Frecuentemente los medios de comunicación se hacen eco de
las protestas sobre la sanidad pública de los pacientes asturianos/as por la
larga demora en las listas de espera para ser evaluados o diagnosticados en la
consulta de los facultativos especializados. Esperas que suscitan nuestra
preocupación como pacientes y la de nuestras familias, al ignorar la
trascendencia de nuestras dolencias, y en algunos casos producen un malestar
con el médico o irritan a los usuarios, creando una crispación general...
Auténtico estupor me han producido las declaraciones del
consejero de Sanidad, recogidas el pasado 15 de octubre de 2015 en el diario La
Nueva España, cuando en la Junta General del Principado ha negado que se esté
reduciendo al mínimo la contratación de personal para cubrir bajas y vacaciones
y, por lo tanto, que se estén generando riesgos a los pacientes de la sanidad
pública asturiana, negando que se hubiese cancelado o pospuesto una sola
operación por la llegada del periodo estival. Pues permítanme aclararle que he
sufrido durante seis meses, con un nivel de prioridad 1, el calvario de una
lista de espera para una intervención que confirmase el origen de mi dolencia,
con justificaciones del tipo ausencia de personal para la apertura de
quirófanos en agosto, a lo que hay que añadir el peregrinar por pasillos
hospitalarios rogando información al respecto, cuando en realidad es un derecho
como pacientes, personas y ciudadanos.
Señores políticos, de uno y otro lado, que para esto es lo
mismo, observo y sufro con mucha tristeza lo que está ocurriendo con nuestro
sistema sanitario, del que ni siquiera se han dignado a hablar en el debate
electoral. Unas listas de espera como las actuales deberían avergonzarles a
todos ustedes, como políticos y como personas, ¿qué es lo que hacen para poner
remedio inmediato? Poco les importamos los enfermos en general, ya que ni
ustedes ni sus familiares tienen ese retraso a la hora de ser tratados y estar
bien atendidos. ¿Hacia dónde pretenden conducirnos? ¿A pagar más aún para
vivir? ¿Les parecen pocos los impuestos que ya pagamos? Se está usando el dolor
como mecanismo para empujar a las personas hacia una sanidad donde el único criterio
es la rentabilidad y que en ningún caso es mejor que el sistema público
sanitario, ya que cuando surgen las complicaciones, es la sanidad pública la
que se hace cargo de la situación.
¿Por qué no se bajan, aunque sea un poquito, sus más que
suculentos sueldos y el resto de prebendas de las que disfrutan, cuando en la
mayoría de los casos, su mediocridad, falta de inteligencia y capacidades les
impedirían trabajar por un salario que fuera la mitad del suyo, si estuvieran
en una empresa privada? Si cobraran realmente por lo que hacen y valen,
supondría un ahorro con el que solucionaríamos algunos de los casos de los que
estoy hablando y, al menos, veríamos un poco de disposición por su parte de
cara a solucionar el problema.
Su nefasta gestión vulnera el derecho básico a una atención
digna y en condiciones, les hace responsables de aquellas consecuencias
directas sobre la salud de los pacientes y sobre el incremento del grado de
frustración e inconformidad con los profesionales. Su falta de sensibilidad
ante los enfermos, que somos sus ciudadanos y sus empleadores, es un indicativo
muy claro acerca de lo que piensan de nosotros, teniendo en cuenta que el
sufrimiento al que la propia enfermedad nos somete se equipara, en ocasiones,
al del trato recibido por un sistema del que, paradójicamente, depende nuestra
vida.
Es una vergüenza que jueguen así con la salud de las
personas, desde luego con mi voto ya les adelanto que no van a contar para
contribuir a la destrucción del Sistema Público de Salud.
Por último, y sería la parte que más me ha gustado escribir
en este artículo, quiero mostrar mi agradecimiento al servicio de oncología al
completo y a los enfermeros y cirujanos del HUCA, a pesar de las difíciles
circunstancias a las que a veces tienen que hacer frente en su trabajo.
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