lunes, 11 de agosto de 2014
En el nuevo HUCA tenemos algo de todo, goteras, pulgas, robots que chocan y mucho irresponsable
En el nuevo HUCA tenemos algo de todo, goteras, pulgas, robots que chocan y mucho irresponsable
Algunos solo se enteran de las cosas que les interesa, sin ir más lejos, están aquellos que solo se preocupan de si les abonan la suculenta nomina en cuenta, eso sí, por no hacer nada, pero tienen la oportunidad de su vida, ocupar un despacho con el respaldado por un currículum, en caso de que este sea cierto, que casos tenemos de personajes con formidable currículum, algunos de los cuales se descubrió a posteriori que habían sido cocinados a la carta, Roldan sin ir más lejos, … creo recordar que este también era socio-listo, posiblemente sea una casualidad entre un millón.
Es curioso comprobar que en el Hospital mas “modelno” de España y casi de Europa, según palabras de Tino el nuestro, a nadie se le encienda la bombilla y solicitan unos deshumificadores, con los cuales se puede eliminar la condensación y las humedades producidas por la cuatro gotas, pero por lo que nos cuentan los trabajadores en el nuevo HUCA, es más bien cosa de llevar bombas de achique.
Las enfermeras, que temen “represalias” por denunciar, dicen que les colocaron taquillas con “inquilinos”, las cuales están manchadas de cemento de obra y además están oxidadas, a que Faustino en su afán de ahorrar –en algunas cosas- se dedico a reciclar aprovechando las que tenían los obreros durante la ejecución de la obra, y esto propicio que varias generaciones de pulgas procrearon tanto, tanto, que ahora tenemos una plaga de pulgas en el nuevo HUCA.
De otra parte nos enteramos que “manolin” y sus hermanos andan como locos por el complejo, van tener que llamar al Pegasus de la DGT para que los controlen. Ya sabiamos que los desayunos llegaban a la merienda, las comidas a la hora de cenar, algunos incluso nunca llegan, porque no les hicieron un plano con las continuas reformas que se vienen haciendo, y ya se sabe, los “paratos” se pierden o quedan parados en medio de un pasillo a la espera de que la tracción animal de un celador –con perdón-, los lleve a su plaza de aparcamiento, porque ellos si tienen plaza, sin tiquet y sin pagar un duro, aunque la humedad del complejo les este jugando una mala pasada a sus circuitos.
Claro que lo que puede se peligroso es encontrarselos por los pasillos sin control, ya que no solo nos pueden darte un susto, sino que además puedes disfrutar de un encierro del tipo San Fermín, pero en vez de toros, cajones metálicos, y en vez de correr por la calle Estafeta, lo haces por los pasillos del HUCA ¿se lo imaginan? …. en este Hospital ya ven que todo es posible, así que ya lo saben, quedan avisados y tengan cuidado.
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La Nueva España.-10/8/2014
Charcos por condensación en el HUCA
Inundaciones, pulgas en los vestuarios y choques entre robots son varios de los incidentes, algunos rozando el esperpento, registrados en el arranque del nuevo hospital
Elena FERNANDEZ-PELLO
Todos los comienzos son difíciles, dicen, pero los del nuevo HUCA (Hostal Universitario Central de Asturias) está, resultando de lo más accidentado. Ayer mismo volvió a cundir la alarma por unos charcos de agua aparecidos en las habitaciones de los médicos de guardia, después de las inundaciones que se produjeron en pasado fin de semana en el atrio y del escape en el edificio de hospitalización del jueves. En esta ocasión, según fuentes de la Consejería de Sanidad, los charcos sólo fueron producto de la condensación del aire acondicionado.
El catálogo de quejas y deficiencias que esgrime el personal del complejo hospitalario resulta interminable y de lo más variopinto. En los vestuarios de las enfermeras hay pulgas, por ejemplo. Esa es una denuncia realizada por una trabajadora que, para ahorrarse represalias, prefiere que son se desvele su identidad. Cuenta que en los vestuarios tienen instaladas viejas, Algunas las reconocen como las que ya tenían en el Cristo pero otras no saben de dónde vienen; ella asegura que hasta tienen cemento pegado, por lo que deducen que antes estaban instaladas en alguna obra. Sea cual sea su procedencia, las taquillas traían “inquilinos”; pulgas, que están allí desde el principio. “Algunas compañeras han sido tratadas por las picaduras”, comenta la enfermera que formula la denuncia. “Solo pedimos unas taquillas nuevas, higienizadas y que no estén oxidadas”, suplica.
El problema de las taquillas y los vestuarios no es solo de las enfermeras. El personal se queja de las largas distancias que tienen que recorrer desde los vestuarios hasta sus lugares de trabajo, en un edificio de dimensiones colosales y con ocupaciones que a menudo los obliga a cambiar de ropa varias veces durante la jornada. Si las distancias resultan largas para todos, cuentan que los celadores las sufren mucho más y hasta proponen alternativas como “puntos de encuentro”, en los que los trabajadores pudieran darse una suerte de relevo y acortar sus trayectos.
Los robots que se utilizan en el reparto de lavandería, medicamentos, comida y otros enseres realizan esos recorridos sin sentirlo pero también hay quejas sobre su funcionamiento. Se habla de choques entre “manolines” –alguien se refirió a ellos así al principio y ahora todo el mundo los llama así- y de trabajadores y visitantes despistados atropellados por el autómata, que es en realidad un carrito muy sofisticado y que se mueve sólo.
Está, también las quejas sobre el funcionamiento de los aparcamientos. Hace apenas unos días que la empresa adjudicataria se hizo cargo de él y en ese momento los empleados del HUCA dieron rienda suelta a sus temores sobre la escasez de plazas, sobre todo en las horas centrales del día y del precio de la tarjeta de personal, que paga 9 euros por un bono de aparcamiento por cinco días consecutivos. El primer día de concesión hubo problemas con las barreras y algún que otro usuario atrapado, detrás y delante de ellas. Hubo incluso quien quemó el embrague dando marcha atrás, por la bajada del Parking 2, porque ni el sistema de apertura funcionaba ni había ningún operario que lo supliese.
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